Está ubicado en la parte Oriental de Santo Domingo, del otro lado del río Ozama, esta imponente obra arquitectónica alberga los restos del Almirante Cristóbal Colón así como mantiene en su interior una exhibición permanente de las Américas con pabellones informativos de la historia y culturas de nuestros países y otras regiones remotas.
Su forma de cruz y el uso repetitivo de la cruz como elemento ornamental y del diseño es alusiva al significado cristiano de la Conquista y a las intenciones y visión religiosa del Almirante. Cuando es encendido por la noche, proyecta una impresionante cruz de luz enorme en el cielo, apreciable desde todos los rincones de la ciudad.
La idea de erigir en tierra dominicana un monumento con las características de un faro a la memoria del Gran Almirante don Cristóbal Colón surgió del ilustre escritor dominicano don Antonio del Monte y Tejada, quien así lo expresa en su conocida obra Historia de Santo Domingo, publicada en La Habana, Cuba, en 1852.
Finalmente, el 6 de octubre de 1992, dentro de la culminación de los festejos conmemorativos del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, la República Dominicana entregó al mundo el monumento Faro a Colón a un costo de US$100 millones, en cumplimiento del compromiso contraído por el mundo moderno con el hombre que 500 años antes había completado la redondez de la tierra. Ese día, fueron trasladados los restos de Colón desde la Catedral Primada de América, donde habían descansado desde el 1544, hasta el Mausoleo levantado en el crucero del monumento.
El 11 de octubre, su Santidad Juan Pablo II ofició una Misa en la explanada Este del Faro, durante la cual fue llevado a los altares el misionero agustino Exequiel Moreno, en la primera canonización celebrada por la Iglesia Católica en América. El Faro a Colón fue abierto al público el 16 de octubre de 1992.
Su forma de cruz y el uso repetitivo de la cruz como elemento ornamental y del diseño es alusiva al significado cristiano de la Conquista y a las intenciones y visión religiosa del Almirante. Cuando es encendido por la noche, proyecta una impresionante cruz de luz enorme en el cielo, apreciable desde todos los rincones de la ciudad.
La idea de erigir en tierra dominicana un monumento con las características de un faro a la memoria del Gran Almirante don Cristóbal Colón surgió del ilustre escritor dominicano don Antonio del Monte y Tejada, quien así lo expresa en su conocida obra Historia de Santo Domingo, publicada en La Habana, Cuba, en 1852.
Finalmente, el 6 de octubre de 1992, dentro de la culminación de los festejos conmemorativos del Quinto Centenario del Descubrimiento de América, la República Dominicana entregó al mundo el monumento Faro a Colón a un costo de US$100 millones, en cumplimiento del compromiso contraído por el mundo moderno con el hombre que 500 años antes había completado la redondez de la tierra. Ese día, fueron trasladados los restos de Colón desde la Catedral Primada de América, donde habían descansado desde el 1544, hasta el Mausoleo levantado en el crucero del monumento.
El 11 de octubre, su Santidad Juan Pablo II ofició una Misa en la explanada Este del Faro, durante la cual fue llevado a los altares el misionero agustino Exequiel Moreno, en la primera canonización celebrada por la Iglesia Católica en América. El Faro a Colón fue abierto al público el 16 de octubre de 1992.