Un destino en construcción
Hace solo siete años se inauguró el primer desarrollo turístico en las playas de Antón y la zona ya empieza a lucir como un destino internacional de lujo. Sin embargo, los promotores sostienen que esto es solo el principio.
Zoraida Chong
zchong@prensa.com
LA PRENSA | David Mesa
Con una extensión de 748 kilómetros cuadrados y una población que apenas supera las 44 mil personas -según el censo de 2000-, el distrito de Antón ha modificado su destino en menos de una década, gracias a millonarios proyectos en el sector turístico y residencial en la zona costera del corregimiento de Río Hato.
En parte influido por los desarrollos que varios años antes se iniciaron en la costa pacífica, desde Gorgona hasta San Carlos, y que hoy continúan brotando a lo largo de las playas, los inversionistas se atrevieron a hacer sus apuestas, pero apuntaron a segmentos de mercado de medio y alto perfil.
Al principio, solo unos pocos tuvieron la visión para descubrir el potencial del área y emprender las primeras inversiones. Hoy los terrenos que antes costaban 10 dólares por metro cuadrado, alcanzan los 500 dólares y más.
Proyectos como Buenaventura, Playa Blanca, Costa Blanca y Decameron, entre otros, han dado a las poblaciones vecinas, con trayectoria principalmente agrícola, nuevas actividades económicas, como el turismo y la construcción. Para llegar a la costa desde la carretera Panamericana, los visitantes todavía pasan junto a los sembradíos de melón y sandía, pero ya desde la vía principal se vislumbran los edificios de una nueva ciudad.
Hace poco más de un lustro, los promotores de los primeros desarrollos turísticos y residenciales que se abrieron en la costa de Río Hato tenían que convencer a sus potenciales clientes de que sus proyectos eran una buena inversión y de que el área se convertiría, en el mediano plazo, en un destino turístico internacional. Ahora, los condominios y los condohoteles se venden como pan caliente, tanto a nacionales como extranjeros, y los inversionistas esperan que el crecimiento continúe al menos otros siete años.
CAMBIOS. El éxito que han tenido los desarrollos turísticos en la costa de Antón han atraído a más inversionistas.
Los que llevan más tiempo en la zona aseguran que la venta de viviendas ha sido impulsada enormemente por la presencia de los hoteles, que daban a los compradores mayor seguridad sobre el futuro desarrollo turístico del lugar.
Los proyectos de la zona tienen esa doble oferta de resort y residencial, pues la estrategia que han implementado prácticamente todos los promotores es la de aprovechar la administración de los hoteles para ofrecer el servicio de property management, una opción para los compradores que les permite rentar sus propiedades cuando no las estén usando. Esta modalidad es especialmente atractiva para los extranjeros, pues pasan la mayor parte del año en sus países de origen.
Los hoteles también ganan con este sistema, porque pueden superar el tope de su capacidad en las temporadas altas. Han transcurrido solo siete años de la apertura del primer desarrollo turístico en las playas de Antón, el Decameron, y la zona parece estarse consolidando con la llegada de nuevas inversiones y la constante ampliación de los proyectos ya existentes, pero los promotores sostienen que la historia apenas empieza.
Un ambiente colonial
Si la arquitectura del barrio de La Exposición en la ciudad capital se está perdiendo, debido a las nuevas construcciones, en Río Hato parece estar renaciendo. El proyecto Buenaventura ha emulado este estilo arquitectónico, pero añadiendo amplios espacios verdes y lagos artificiales, además de destacar la presencia de la playa con la construcción de un faro, que además es la imagen del lugar.
De las 300 hectáreas de terreno que integran la finca original, 100 constituyen la primera fase del proyecto, que actualmente avanza a paso veloz, empleando a unas 600 personas en la construcción. Aquí se venden desde lotes vacíos, hasta casas terminadas y departamentos tipo lofts; no obstante, los edificios no superan los 15 metros de altura.
“No me gustan los edificios altos en la playa, porque para eso me quedo en la ciudad”, afirma Alberto Vallarino, principal inversionista de Buenaventura.
Como en casi todos los desarrollos de la zona, una parte de las propiedades está vendida y habitada, pero la mayoría todavía está en construcción.
TRABAJO. Los proyectos han generado empleos en la construcción y el turismo.
La estructura estrella es sin duda el hotel Bristol, cuya inauguración está prevista para los primeros meses de 2009. Diseñado como una plaza colonial con tres alas de edificio rodeando un gran parque, el Bristol tendrá 134 habitaciones, restaurantes, salones de conferencias, spa y otros atractivos que serán un plus para los compradores de las viviendas.
La inversión en Buenaventura es, según el empresario, de unos 50 millones de dólares, y esto ha incluido la construcción de una calle fuera del proyecto para facilitar el acceso. “Esta calle la he tenido que hacer yo, en terreno público y sin apoyo del Gobierno”, sostiene Vallarino, quien se confiesa disconforme con la falta de iniciativa de las autoridades en la construcción de infraestructuras que respalden el desarrollo turístico de la zona.
Competencia positiva
Dos proyectos distintos, pero que se han desarrollado de forma paralela, son Royal Decameron y Playa Blanca, pioneros en el área de Río Hato, que después de casi una década siguen en franca expansión.
Decameron fue el primero en lanzarse al ruedo de los desarrollos de playa en Río Hato, inaugurando la primera fase del complejo en diciembre del año 2000. Actualmente el grupo trabaja para conquistar un área mayor, con el Costa Blanca Golf & Villas, dirigido a compradores de un perfil económico más elevado.
El proyecto ha avanzado en un 50% y este año se terminarán cien nuevas unidades habitacionales. Como le ocurrió a la mayoría de los proyectos que se construyen en Antón, el Costa Blanca no empezó con ventas aceleradas, pero la velocidad se está incrementando. “Hacemos unas diez casas en ocho meses”, ejemplifica Andy Marciaga, gerente de ventas de Costa Blanca.
Marciaga asegura que el grupo ha sido conservador en el aspecto de los precios, que comienzan en 330 mil dólares y pueden llegar al medio millón de dólares por una villa de 600 metros cuadrados de terreno y cuatro habitaciones.
La competencia indiscutible para el grupo Decameron ha sido, prácticamente desde el principio, Playa Blanca, pero ambos promotores se fijan más en las ventajas. “No existe un destino turístico del mundo con dos hoteles, se necesitan treinta para crearlo. Nosotros, bien o mal, hemos tratado de impulsar ese desarrollo, pero no es lo mismo dos hoteles invirtiendo, que treinta”, explica Arie Schwartz, director de Zoom Developments, promotores de Playa Blanca.
Además del hotel, en Playa Blanca ya están ocupadas 200 unidades habitacionales, entre apartamentos y casas, principalmente por extranjeros, sin embargo los proyectos que están en puerta superan con creces lo que hoy está a la vista.
Las próximas 300 viviendas se entregarán antes de 2009 y otras mil 700 podrían construirse en los próximos seis años. A falta de grandes centros comerciales en los alrededores, Playa Blanca, al igual que otros proyectos turísticos, está construyendo su propio Town Center, con restaurantes, cafeterías y tiendas, pero además este año comenzará la construcción de la segunda piscina más grande del mundo, de más de siete hectáreas (la primera está en Chile y tiene ocho hectáreas).
Schwartz dice que querían ofrecer algo distinto, pues la otra opción era un campo de golf, pero ya existen tres en los alrededores. El empresario también asegura que las nuevas fases de Playa Blanca están pensadas para profesionales panameños con hijos, que necesitan un lugar para la recreación y que están en posibilidades de adquirir una vivienda de descanso.
Inversiones estancadas
Para los inversionistas, el atractivo de Playa Blanca ha aumentado con el crecimiento de los proyectos existentes y la instalación de otros nuevos; sin embargo, al alcalde de Antón Roger Ríos, le preocupa que los nuevos procedimientos requeridos por las leyes urbanísticas ahuyenten los capitales. Según dice, hay proyectos que no han podido iniciar su construcción y otros que no se han hecho oficiales, porque los trámites no se han realizado a la brevedad requerida.
“Con la Ley 6 (del 1 de febrero de 2006) no estamos a la vanguardia. Nunca se había zonificado en el interior y ahora se quiere hacer, pero no tenemos los recursos”, afirma Ríos, refiriéndose a la ley de ordenamiento territorial.
El alcalde señala que la Dirección General de Catastro no cuenta con mapas que determinen las zonificaciones, lo que detiene el proceso de entregar permisos de construcción. “Esto está frenando las inversiones. Hay dos promotores que quieren empezar sus edificios, pero ahora están metidos en esta vorágine y no podemos darles el permiso de construcción ni el visto bueno de la junta de Planificación Urbana hasta que tengamos la zonificación”, añade.
El alcalde reconoce que todos los procesos administrativos se estaban dando de forma desordenada y que solo ahora se está llevando un registro de los permisos otorgados y los avances de los proyectos, sin embargo considera que debe haber mayor compromiso de todos los involucrados para agilizar los procesos y no perder el buen ritmo con que se ha desarrollado la zona costera de Río Hato.
En el ‘ranking’ mundial
Los esfuerzos de los inversionistas de Playa Banca por dar a conocer el lugar en todo el mundo ya están rindiendo frutos, y no solo por el incremento de la ocupación de los hoteles y las ventas de propiedades.
En una publicación reciente, el New York Times (NYT) colocó a Playa Blanca entre los 53 lugares para ser visitados en 2008. El país se encuentra en la posición 22, por delante de destinos como Alejandría, en Egipto y Oslo, en Noruega. Según NYT el destino turístico panameño está a punto de “impactar los tabloides” debido a la próxima inauguración de Nikki Beach Resort & Residences. Este complejo cuenta con un hotel de playa, pero también con departamentos tipo loft y residencias, que según la cadena se vendieron en cuatro meses.
El NYT también menciona la futura apertura del Breezes Panamá, que será operado por la cadena jamaiquina Superclubs y que podría inaugurarse en 2009, pero además ya se proyecta la construcción de un Hard Rock Hotel Panamá, impulsado por la promotora Lagomar y la cadena estadounidense.
Piden mejores trabajos. Falta capacitación laboral
FARALLÓN. Las construcciones para desarrollos turísticos en el distrito de Antón han superado la oferta de la mano de obra local y han generado un flujo, aún no calculado con exactitud, de mano de obra de otras localidades e incluso de extranjeros.
La iniciativa de que se desarrollen los complejos turísticos no es mala, dice Cecilia Morcillo, representante de Antón Cabecera, pues asegura que por un lado la construcción de nuevos hoteles genera empleo para los jóvenes de la región y por otro, esas empresas pagan impuestos en los municipios correspondientes. Pero no todo es color de rosa, Morcillo asegura que la actividad ha dado trabajo a extranjeros, que ocupan mejores puestos y salarios que los trabajadores locales, pues estos últimos no siempre tienen la capacitación necesaria.
Los moradores del área de Farallón coinciden en esta percepción. Algunos artesanos, que prefirieron no identificarse porque venden sus productos en las zonas turísticas, señalaron que las empresas empiezan contratando a la mano de obra local, pero luego terminan prescindiendo de ella y buscando a extranjeros.
Aún así, la representante reconoce que mucha gente joven ha empezado a trabajar en los hoteles y otros se han sentido estimulados a seguir los estudios para atender distintas funciones dentro de los complejos turísticos, para mejorar su calidad de vida, financiar sus estudios y atender a sus familias.
En el área, unos están a favor de más proyectos turísticos y otros no tanto, pero incluso estos últimos reconocen que es una alternativa para mejorar la situación económica de la población, siempre y cuando prevalezca la contratación del recurso humano local y se impulse su permanencia laboral.
Hace solo siete años se inauguró el primer desarrollo turístico en las playas de Antón y la zona ya empieza a lucir como un destino internacional de lujo. Sin embargo, los promotores sostienen que esto es solo el principio.
Zoraida Chong
zchong@prensa.com
LA PRENSA | David Mesa
Con una extensión de 748 kilómetros cuadrados y una población que apenas supera las 44 mil personas -según el censo de 2000-, el distrito de Antón ha modificado su destino en menos de una década, gracias a millonarios proyectos en el sector turístico y residencial en la zona costera del corregimiento de Río Hato.
En parte influido por los desarrollos que varios años antes se iniciaron en la costa pacífica, desde Gorgona hasta San Carlos, y que hoy continúan brotando a lo largo de las playas, los inversionistas se atrevieron a hacer sus apuestas, pero apuntaron a segmentos de mercado de medio y alto perfil.
Al principio, solo unos pocos tuvieron la visión para descubrir el potencial del área y emprender las primeras inversiones. Hoy los terrenos que antes costaban 10 dólares por metro cuadrado, alcanzan los 500 dólares y más.
Proyectos como Buenaventura, Playa Blanca, Costa Blanca y Decameron, entre otros, han dado a las poblaciones vecinas, con trayectoria principalmente agrícola, nuevas actividades económicas, como el turismo y la construcción. Para llegar a la costa desde la carretera Panamericana, los visitantes todavía pasan junto a los sembradíos de melón y sandía, pero ya desde la vía principal se vislumbran los edificios de una nueva ciudad.
Hace poco más de un lustro, los promotores de los primeros desarrollos turísticos y residenciales que se abrieron en la costa de Río Hato tenían que convencer a sus potenciales clientes de que sus proyectos eran una buena inversión y de que el área se convertiría, en el mediano plazo, en un destino turístico internacional. Ahora, los condominios y los condohoteles se venden como pan caliente, tanto a nacionales como extranjeros, y los inversionistas esperan que el crecimiento continúe al menos otros siete años.
CAMBIOS. El éxito que han tenido los desarrollos turísticos en la costa de Antón han atraído a más inversionistas.
Los que llevan más tiempo en la zona aseguran que la venta de viviendas ha sido impulsada enormemente por la presencia de los hoteles, que daban a los compradores mayor seguridad sobre el futuro desarrollo turístico del lugar.
Los proyectos de la zona tienen esa doble oferta de resort y residencial, pues la estrategia que han implementado prácticamente todos los promotores es la de aprovechar la administración de los hoteles para ofrecer el servicio de property management, una opción para los compradores que les permite rentar sus propiedades cuando no las estén usando. Esta modalidad es especialmente atractiva para los extranjeros, pues pasan la mayor parte del año en sus países de origen.
Los hoteles también ganan con este sistema, porque pueden superar el tope de su capacidad en las temporadas altas. Han transcurrido solo siete años de la apertura del primer desarrollo turístico en las playas de Antón, el Decameron, y la zona parece estarse consolidando con la llegada de nuevas inversiones y la constante ampliación de los proyectos ya existentes, pero los promotores sostienen que la historia apenas empieza.
Un ambiente colonial
Si la arquitectura del barrio de La Exposición en la ciudad capital se está perdiendo, debido a las nuevas construcciones, en Río Hato parece estar renaciendo. El proyecto Buenaventura ha emulado este estilo arquitectónico, pero añadiendo amplios espacios verdes y lagos artificiales, además de destacar la presencia de la playa con la construcción de un faro, que además es la imagen del lugar.
De las 300 hectáreas de terreno que integran la finca original, 100 constituyen la primera fase del proyecto, que actualmente avanza a paso veloz, empleando a unas 600 personas en la construcción. Aquí se venden desde lotes vacíos, hasta casas terminadas y departamentos tipo lofts; no obstante, los edificios no superan los 15 metros de altura.
“No me gustan los edificios altos en la playa, porque para eso me quedo en la ciudad”, afirma Alberto Vallarino, principal inversionista de Buenaventura.
Como en casi todos los desarrollos de la zona, una parte de las propiedades está vendida y habitada, pero la mayoría todavía está en construcción.
TRABAJO. Los proyectos han generado empleos en la construcción y el turismo.
La estructura estrella es sin duda el hotel Bristol, cuya inauguración está prevista para los primeros meses de 2009. Diseñado como una plaza colonial con tres alas de edificio rodeando un gran parque, el Bristol tendrá 134 habitaciones, restaurantes, salones de conferencias, spa y otros atractivos que serán un plus para los compradores de las viviendas.
La inversión en Buenaventura es, según el empresario, de unos 50 millones de dólares, y esto ha incluido la construcción de una calle fuera del proyecto para facilitar el acceso. “Esta calle la he tenido que hacer yo, en terreno público y sin apoyo del Gobierno”, sostiene Vallarino, quien se confiesa disconforme con la falta de iniciativa de las autoridades en la construcción de infraestructuras que respalden el desarrollo turístico de la zona.
Competencia positiva
Dos proyectos distintos, pero que se han desarrollado de forma paralela, son Royal Decameron y Playa Blanca, pioneros en el área de Río Hato, que después de casi una década siguen en franca expansión.
Decameron fue el primero en lanzarse al ruedo de los desarrollos de playa en Río Hato, inaugurando la primera fase del complejo en diciembre del año 2000. Actualmente el grupo trabaja para conquistar un área mayor, con el Costa Blanca Golf & Villas, dirigido a compradores de un perfil económico más elevado.
El proyecto ha avanzado en un 50% y este año se terminarán cien nuevas unidades habitacionales. Como le ocurrió a la mayoría de los proyectos que se construyen en Antón, el Costa Blanca no empezó con ventas aceleradas, pero la velocidad se está incrementando. “Hacemos unas diez casas en ocho meses”, ejemplifica Andy Marciaga, gerente de ventas de Costa Blanca.
Marciaga asegura que el grupo ha sido conservador en el aspecto de los precios, que comienzan en 330 mil dólares y pueden llegar al medio millón de dólares por una villa de 600 metros cuadrados de terreno y cuatro habitaciones.
La competencia indiscutible para el grupo Decameron ha sido, prácticamente desde el principio, Playa Blanca, pero ambos promotores se fijan más en las ventajas. “No existe un destino turístico del mundo con dos hoteles, se necesitan treinta para crearlo. Nosotros, bien o mal, hemos tratado de impulsar ese desarrollo, pero no es lo mismo dos hoteles invirtiendo, que treinta”, explica Arie Schwartz, director de Zoom Developments, promotores de Playa Blanca.
Además del hotel, en Playa Blanca ya están ocupadas 200 unidades habitacionales, entre apartamentos y casas, principalmente por extranjeros, sin embargo los proyectos que están en puerta superan con creces lo que hoy está a la vista.
Las próximas 300 viviendas se entregarán antes de 2009 y otras mil 700 podrían construirse en los próximos seis años. A falta de grandes centros comerciales en los alrededores, Playa Blanca, al igual que otros proyectos turísticos, está construyendo su propio Town Center, con restaurantes, cafeterías y tiendas, pero además este año comenzará la construcción de la segunda piscina más grande del mundo, de más de siete hectáreas (la primera está en Chile y tiene ocho hectáreas).
Schwartz dice que querían ofrecer algo distinto, pues la otra opción era un campo de golf, pero ya existen tres en los alrededores. El empresario también asegura que las nuevas fases de Playa Blanca están pensadas para profesionales panameños con hijos, que necesitan un lugar para la recreación y que están en posibilidades de adquirir una vivienda de descanso.
Inversiones estancadas
Para los inversionistas, el atractivo de Playa Blanca ha aumentado con el crecimiento de los proyectos existentes y la instalación de otros nuevos; sin embargo, al alcalde de Antón Roger Ríos, le preocupa que los nuevos procedimientos requeridos por las leyes urbanísticas ahuyenten los capitales. Según dice, hay proyectos que no han podido iniciar su construcción y otros que no se han hecho oficiales, porque los trámites no se han realizado a la brevedad requerida.
“Con la Ley 6 (del 1 de febrero de 2006) no estamos a la vanguardia. Nunca se había zonificado en el interior y ahora se quiere hacer, pero no tenemos los recursos”, afirma Ríos, refiriéndose a la ley de ordenamiento territorial.
El alcalde señala que la Dirección General de Catastro no cuenta con mapas que determinen las zonificaciones, lo que detiene el proceso de entregar permisos de construcción. “Esto está frenando las inversiones. Hay dos promotores que quieren empezar sus edificios, pero ahora están metidos en esta vorágine y no podemos darles el permiso de construcción ni el visto bueno de la junta de Planificación Urbana hasta que tengamos la zonificación”, añade.
El alcalde reconoce que todos los procesos administrativos se estaban dando de forma desordenada y que solo ahora se está llevando un registro de los permisos otorgados y los avances de los proyectos, sin embargo considera que debe haber mayor compromiso de todos los involucrados para agilizar los procesos y no perder el buen ritmo con que se ha desarrollado la zona costera de Río Hato.
En el ‘ranking’ mundial
Los esfuerzos de los inversionistas de Playa Banca por dar a conocer el lugar en todo el mundo ya están rindiendo frutos, y no solo por el incremento de la ocupación de los hoteles y las ventas de propiedades.
En una publicación reciente, el New York Times (NYT) colocó a Playa Blanca entre los 53 lugares para ser visitados en 2008. El país se encuentra en la posición 22, por delante de destinos como Alejandría, en Egipto y Oslo, en Noruega. Según NYT el destino turístico panameño está a punto de “impactar los tabloides” debido a la próxima inauguración de Nikki Beach Resort & Residences. Este complejo cuenta con un hotel de playa, pero también con departamentos tipo loft y residencias, que según la cadena se vendieron en cuatro meses.
El NYT también menciona la futura apertura del Breezes Panamá, que será operado por la cadena jamaiquina Superclubs y que podría inaugurarse en 2009, pero además ya se proyecta la construcción de un Hard Rock Hotel Panamá, impulsado por la promotora Lagomar y la cadena estadounidense.
Piden mejores trabajos. Falta capacitación laboral
FARALLÓN. Las construcciones para desarrollos turísticos en el distrito de Antón han superado la oferta de la mano de obra local y han generado un flujo, aún no calculado con exactitud, de mano de obra de otras localidades e incluso de extranjeros.
La iniciativa de que se desarrollen los complejos turísticos no es mala, dice Cecilia Morcillo, representante de Antón Cabecera, pues asegura que por un lado la construcción de nuevos hoteles genera empleo para los jóvenes de la región y por otro, esas empresas pagan impuestos en los municipios correspondientes. Pero no todo es color de rosa, Morcillo asegura que la actividad ha dado trabajo a extranjeros, que ocupan mejores puestos y salarios que los trabajadores locales, pues estos últimos no siempre tienen la capacitación necesaria.
Los moradores del área de Farallón coinciden en esta percepción. Algunos artesanos, que prefirieron no identificarse porque venden sus productos en las zonas turísticas, señalaron que las empresas empiezan contratando a la mano de obra local, pero luego terminan prescindiendo de ella y buscando a extranjeros.
Aún así, la representante reconoce que mucha gente joven ha empezado a trabajar en los hoteles y otros se han sentido estimulados a seguir los estudios para atender distintas funciones dentro de los complejos turísticos, para mejorar su calidad de vida, financiar sus estudios y atender a sus familias.
En el área, unos están a favor de más proyectos turísticos y otros no tanto, pero incluso estos últimos reconocen que es una alternativa para mejorar la situación económica de la población, siempre y cuando prevalezca la contratación del recurso humano local y se impulse su permanencia laboral.