Homicidios en Medellín aumentaron 76 por ciento esta año
Hasta el 16 de noviembre los asesinatos suman 1.846, aunque solo unos pocos se vuelven noticias por la espectacularidad. La cifra supera con creces los 1.044 del año anterior.
Impresionantes imágenes de sicarios en Medellín
Impresionantes imágenes de sicarios en Medellín
La violencia en Medellín no da tregua
Dos jóvenes que entran disfrazados de médicos para matar a un paciente a un hospital, ataques con fusiles dotados de silenciador, una niña que vive gracias al corazón de la que murió por una bala perdida, moribundos que estrellan un carro en plena sala de urgencias y hasta búsquedas de asesinos a través de Internet, son escenas que parecen traídas del cine y ocurrieron en Medellín.
La ciudad se ha convertido en una suerte de gran set de película hollywoodense, pero lejos de reflejar la magia de los efectos especiales, los muertos son de verdad y están quedando en las barriadas y las aceras de sectores céntricos. Recuerdan escenas como las del filme brasilero 'Ciudad de Dios'.
Las autoridades han repetido hasta el cansancio que se trata de una lucha fratricida bajo el guión y dirección de Maximiliano Bonilla alias 'Valenciano' y Éric Vargas alias 'Sebastián', jefes de la 'Oficina de Envigado' que pelean por entre 10 y 14 mil millones de pesos que deja al mes el mercado local de drogas, más las extorsiones y hasta rentas de negocios lícitos.
Los protagonistas -los muertos-- en un 70 por ciento, son integrantes de más de 160 bandas que hay en el valle de Aburrá, añade la Policía. No obstante, esos jóvenes no siempre son conscientes del papel que desempeñan en la historia.
"Cuando uno se pone a hablar con los muchachos de combos no hay diferencias en las razones por las que están ahí. Resulta que los jefes son los que les dicen que deben mantener un control territorial y un poder armado, de ahí los enfrentamientos", explica un líder social de la comuna 6, la más violenta de esta ciudad, con cerca de 180 homicidios a la fecha.
¿Misión imposible?
Es un libreto de retaliaciones sucesivas del que no se pueden mover, hasta llegar a escenas absurdas, como
herir a un niño de 4 años para poder asesinar a su padre, que a su vez, con tan solo 17 años, es el jefe de una banda en el barrio Castilla (noroccidente).
Las autoridades no han sido simples espectadores, pero ni los 5.300 policías y más de 600 soldados que custodian la ciudad, ni la Alcaldía con la declaración de toque de queda infantil en los sitios más neurálgicos y 88 programas sociales para jóvenes, han logrado modificar la trama de los actores armados ilegales.
Adicionalmente, desde agosto, la Administración planteó un plan de choque que implica modernizar la vigilancia con ayudas tecnológicas, refuerzo de los organismos de investigación y una gran movilización social en la que cada ciudadano sea actor de primer orden en la seguridad. No obstante, a tres meses, el homicidio sigue disparado.
El secretario Vélez reconoce que los efectos no serán a corto plazo.
"El Estado hace las veces de un gran elefante al que toda la comunidad ve, pero sus movimientos son lentos ante los leones que siguen agazapados (jefes de bandas criminales) y que se comen a las gacelas, en este caso la juventud de los barrios". Con esa analogía el personero de Medellín, Jairo Herrán, ilustra el efecto de las medidas recientes como la prohibición del porte de armas y los controles con pie de fuerza.
Su propuesta para salir del atolladero comprende un programa de protección a denunciantes, víctimas y testigos que suministren información sobre estructuras del narcotráfico y tramitar de urgencia un nuevo marco jurídico que permita el desarme y desmovilización de combos y bandas.
"Está demostrado que trayendo más policías y militares no se ha mejorado el problema, porque los homicidios siguen, incluso hay casos que se presentan a la vuelta de la esquina de donde está la Fuerza Pública", concluye.
La Mesa de Derechos Humanos de la Comuna 6 plantea la necesidad de declarar una crisis humanitaria y ampliar las oportunidades para los jóvenes que no quieren terminar como actores del conflicto.
La Alcaldía contactó un grupo de ONG para que investigue fórmulas para que la fatalidad que ha marcado este drama no llegue a un desenlace más cruento.
E.U. preguntó por la situación
Hasta hace año y medio Medellín fue destino de múltiples delegaciones que llegaban a conocer el milagro de su transformación física y los logros en convivencia. Hoy su avance en espacios de encuentro sigue teniendo reconocimiento pero el aumento de la violencia preocupa incluso al gobierno de Estados Unidos.
El miércoles de la semana pasada el secretario político de la Embajada de ese país, Mark Wells, viajó a la ciudad y se reunió con la Fiscalía Seccional, la Alcaldía y representantes de tres ONG de amplio reconocimiento, con la intención de conocer por qué la curva de los homicidios que iba hacia abajo volvió a descollar y por qué ese nuevo brío del narcotráfico.
Fuentes que estuvieron en el encuentro le dijeron a EL TIEMPO que la reunión de Wells con las ONG duró entre 5 y 8 p.m. y de ese tiempo, solo media hora fue para presentar la agenda de Derechos Humanos norteamericana y el resto para oír impresiones sobre el conflicto urbano local.
Ahí se dijo que se trata de una constante de 30 años, pasando por Pablo Escobar, las milicias populares y su desmovilización, los pactos con bandas en la década del 90 para que no se mataran, el paramilitarismo y la negociación con los bloques de autodefensas.
Uno de los interrogantes del funcionario fue cómo las bandas habían sobrevivido. Y una de las respuestas, que las políticas públicas han atacado las manifestaciones más protuberantes pero no el fenómeno de fondo. "Cuando logran un nivel de éxito declaran que todo cambió; el error es ese, que son triunfalistas, porque las instituciones se relajan", anotaron.
Mientras tanto, los agentes de violencia siguen intactos. Prueba de ello es que quienes hoy lideran la 'Oficina de Envigado' fueron miembros de los 'Pepes' que atacaron a Pablo Escobar o sus descendientes.
Otro factor -dijeron- fue el fracaso de la desmovilización de los bloques de autodefensas, pues no se desmontaron las estructuras paramilitares, cuya base acá la constituyeron las bandas, y fuera de eso a la ciudad llegaron reinsertados de otras partes.
Así mismo, añadieron que las instituciones han estado perneadas por la delincuencia y no olvidaron mencionar que la paisa es una cultura proclive a resolver los conflictos con violencia, un tema que habrá que resolver si se busca un efecto de largo plazo en las políticas públicas.
Los casos cinematográficos de la violencia
Atacan carro a fusil. En la noche del lunes, el comerciante Jorge Alejandro Serna Caro, de 40 años, fue asesinado en el interior de un carro con blindaje tipo 2, en el barrio La Castellana. Dos hombres en moto le dispararon casi 30 tiros de fusil.
Murió una niña con bala perdida. Mariana Monsalve, de
5 años, murió el fin de semana pasado víctima de una bala perdida, luego de que sicarios atacaran a un joven de 18 años, en el barrio Belalcázar, en el norte de la ciudad. Otra menor de la ciudad, de 11 años, que estaba al borde de la muerte por una falla cardiaca recibió el corazón de la pequeña muerta, gracias a la autorización de sus padres.
A urgencias, en carro.
Juan David Gaviria Hurtado, de 18 años, con seis balazos en su cuerpo, estrelló su carro contra la puerta de entrada de urgencias de un centro de salud. A su lado iba
Juan David Arango, de 20 años, muerto, con dos impactos de bala. Les dispararon al salir de una fiesta.
Balas en funerales y en hospitales. El 31 de julio,
un joven, de 23 años, murió a la salida del funeral de un menor, de 16, muerto en un ataque de sicarios. Según la Policía, fue una venganza entre 'combos'. Y este año, en dos ataques murieron pacientes que se recuperaban de atentados. El caso más sonado fue en febrero cuando dos sicarios se vistieron de médicos e ingresaron a una clínica para rematar a un comerciante. Los atacantes fueron capturados.
hno:
MEDELLÍN
OTRA GENERACION DE JOVENES PERDIDA EN MEDELLIN:dunno::down::wtf: