El Teatro Nacional Miguel Ángel Asturias es considerado una escultura por algunos, para otros un monumento, y aunque ambos términos son correctos esta edificación reúne también características de pintura, constituyéndose en sí como una verdadera obra de arte.
En el Teatro Nacional convergen distintas disciplinas artísticas y un acercamiento nos revela que su techo alberga, como constante, distintos eventos de gran importancia.
El exterior multicolor, así como la curvatura mayor que desciende hacia la plaza, no son superficies lisas, éstas se decoran con un minucioso mosaico de piezas no mayores a los dos centímetros cuadrados.
Posee una escuela de arte la cual, unida a la infinidad de artistas de larga trayectoria que han caminado por sus pasillos, así como aquellos que inician sus pasos en el arte, nos ayuda a comprender por qué muchos le llaman “hogar”.
Historia y orígenes: el teatro original
La construcción de un Teatro Nacional se inició en 1961 durante el gobierno del general Miguel Ydígoras Fuentes, con un proyecto inicial presentado por el arquitecto Marco Vinicio Asturias.
Recreación de los planos del teatro original.
Las dimensiones de la obra eran colosales, considerando las características de las edificaciones de la época; su construcción se escogió en la Colina de San José, coronando el corazón del Centro Cívico.
Los cimientos fueron el comienzo del proceso. La idea integraba al edificio con su entorno y tenía una estructura que giraba alrededor de un edificio principal. De igual manera contemplaba un foso que ascendería al escenario principal de forma completa.
La obra es interrumpida
El derrocamiento del general Ydígoras en 1963, por un grupo de militares, significó una pausa en la construcción y el proceso es detenido. Poco tiempo después el arquitecto, autor del proyecto, muere en un accidente automovilístico que en combinación con las circunstancias del momento, se tradujo en el abandono de la obra.
En búsqueda de una nueva propuesta
Con el paso del tiempo el proyecto es retomado, pero en busca de una nueva línea. La presentación de propuestas es convocada y constituye todo un reto para el ingenio creativo, pues la existencia de los cimientos originales impone una limitante: el nuevo diseño debe hacer uso de la parte ya fundida y formada con hierro y concreto.
Es el Ingeniero Efraín Recinos, creador del ya construido Teatro al Aire Libre, quien presenta la obra escogida.
El tamaño es monumental y la forma en la cual hace uso de la construcción antigua es en definitiva original.
Su forma es innovadora para la fecha, e incluso en el presente, porque hace uso de curvas, elevaciones, elementos esculturales y declives ingeniosos. Si bien su trabajo como escultor también lo antecedía, así como el de pintor, logra combinar todos estos elementos en una creación armoniosa, coronada con el término que la convierte en única: funcional.
En el Teatro Nacional convergen distintas disciplinas artísticas y un acercamiento nos revela que su techo alberga, como constante, distintos eventos de gran importancia.
El exterior multicolor, así como la curvatura mayor que desciende hacia la plaza, no son superficies lisas, éstas se decoran con un minucioso mosaico de piezas no mayores a los dos centímetros cuadrados.
Posee una escuela de arte la cual, unida a la infinidad de artistas de larga trayectoria que han caminado por sus pasillos, así como aquellos que inician sus pasos en el arte, nos ayuda a comprender por qué muchos le llaman “hogar”.
Historia y orígenes: el teatro original
La construcción de un Teatro Nacional se inició en 1961 durante el gobierno del general Miguel Ydígoras Fuentes, con un proyecto inicial presentado por el arquitecto Marco Vinicio Asturias.
Recreación de los planos del teatro original.
Las dimensiones de la obra eran colosales, considerando las características de las edificaciones de la época; su construcción se escogió en la Colina de San José, coronando el corazón del Centro Cívico.
Los cimientos fueron el comienzo del proceso. La idea integraba al edificio con su entorno y tenía una estructura que giraba alrededor de un edificio principal. De igual manera contemplaba un foso que ascendería al escenario principal de forma completa.
La obra es interrumpida
El derrocamiento del general Ydígoras en 1963, por un grupo de militares, significó una pausa en la construcción y el proceso es detenido. Poco tiempo después el arquitecto, autor del proyecto, muere en un accidente automovilístico que en combinación con las circunstancias del momento, se tradujo en el abandono de la obra.
En búsqueda de una nueva propuesta
Con el paso del tiempo el proyecto es retomado, pero en busca de una nueva línea. La presentación de propuestas es convocada y constituye todo un reto para el ingenio creativo, pues la existencia de los cimientos originales impone una limitante: el nuevo diseño debe hacer uso de la parte ya fundida y formada con hierro y concreto.
Es el Ingeniero Efraín Recinos, creador del ya construido Teatro al Aire Libre, quien presenta la obra escogida.
El tamaño es monumental y la forma en la cual hace uso de la construcción antigua es en definitiva original.
Su forma es innovadora para la fecha, e incluso en el presente, porque hace uso de curvas, elevaciones, elementos esculturales y declives ingeniosos. Si bien su trabajo como escultor también lo antecedía, así como el de pintor, logra combinar todos estos elementos en una creación armoniosa, coronada con el término que la convierte en única: funcional.
Tres teatros para el arte guatemalteco
El complejo se inaugura el 16 de junio de 1978, contando con amplios espacios para recibir a distintos públicos de forma simultánea con sus respectivos y espaciosos parqueos. Sin embargo, su naturaleza principal contribuye al país con tres grandes áreas donde el arte es el protagonista.
Contemplado en sus inicios para contar con una Gran Sala y un Teatro al Aire Libre, el ingeniero Efraín Recinos hace un cambio que favorece de gran manera al arte.
La edificación anterior contemplaba una fosa que permitiría subir y bajar el escenario de la Gran Sala pero, quedando los cimientos fundidos y un gran espacio en su lugar, éste es convertido en un teatro adicional, el Teatro de Cámara.
Gran Sala del Teatro Nacional
Posee un escenario de 21x23 metros con capacidad para 300 artistas. De su área total una parte asciende y desciende con libertad por medio de émbolos para añadir dinamismo, aquí se ubican con frecuencia hasta 50 músicos.
El piso del escenario es de madera, el cual es apto para los eventos de danza y ballet. De la misma manera, la acústica propia permite que los pasos de los actores sean perceptibles para más realismo de las obras.
Tiene una capacidad para 2,084 cómodas butacas, distribuidas en distintas áreas como palcos, compartiendo cada asiento una perfecta visibilidad.
La iluminación y sonido están a la altura de la belleza del interior.
Para los artistas
Cuenta con quince camerinos principales y cinco generales con todas sus comodidades. Posee también salones generales y de ensayos.
Teatro de Cámara
Posee un escenario de madera que contribuye a la acústica, así como las cómodas butacas, idénticas a las utilizadas en la Gran Sala. Tiene capacidad para 300 espectadores en área general y palco.
Debido a su tamaño se utilizó madera de guapinol, guayacán y cenícero para su entorno, los cuales permiten la acústica y absorción necesarias. Cuenta también con equipo de iluminación y sonido completos, así como camerinos generales para cincuenta artistas.
Teatro al Aire Libre
Su amplio escenario permite espectáculos con cincuenta y cinco actores simultáneos y posee capacidad para 2,300 espectadores en asientos ubicados en media luna.
Las torres que lo rodean brindan una poderosa iluminación para eventos nocturnos y, en combinación con áreas especiales y estratégicas alrededor, permiten la ubicación de equipo completo de filmación.
INTERIORES Y EXTERIORES