Cúpulas de Buenos Aires
Buenos Aires es mundialmente reconocida por sus cúpulas. Es difícil capturar los puntos neurálgicos o turísticos más relevantes de la ciudad sin que aparezca al menos una de ellas. Paradójicamente, la cúpula como recurso arquitectónico fue muy utilizada en los estilos Beaux Arts y Art Nouveau en aquellos países que trajeron los estilos y los adaptaron a sus ciudades y regiones, pero no proliferaron en su lugar original de nacimiento, especialmente en el caso de París. Hasta la llegada de los estilos de mayor simplicidad en la década de 1930, era común que los arquitectos coronaran sus edificios con cúpulas que variaban de acuerdo a la billetera y la ambición de los comendatarios. Es así que Buenos Aires mantuvo los estilos franceses y los adaptó a las nuevas épocas. La influencia francesa ahora alcanzaba a las nuevas clases medias-altas, a la clase media e inclusive a partes de la clase baja que adornaban sus fachadas con cornisas, mansardas y hasta cariátides. La tecnología evolucionaba y ciertas zonas de la ciudad se convirtieron masivamente en una continuidad de edificios de apariencia francesa que finalizaban en grandes cúpulas simbólicas del progreso. Paralelamente, este tipo de coronación edilicia floreció en los estilos italianos y españoles, también adaptados a la naciente arquitectura porteña. Actualmente, son las más conocidas la gigantesca cúpula de cobre del Congreso Nacional, la doble cúpula roja de La Inmobiliaria, la modernista catalán de la Confitería El Molino, la punteaguda de la esquina de Callao y Lavalle, las épicas de la Asoc. Española de Socorros Mutuos y la ex Caja de Pensiones (ambas de la dupla Dunant & Mallet) y la recientemente famosa cúpula con la leyenda No Ha Hi Somnis Impossibles.
Varias de las más conocidas:
Corrientes y Pueyrredón:
Asociación Española de Socorros Mutuos:
Paraná y Rivadavia:
Palacio Barolo:
Otto Wulff:
Basílica Nuestra Señora de Buenos Aires:
Basílica Santa Rosa de Lima:
Catedral Ortodoxa Rusa:
Galería Güemes:
Congreso Nacional: