El hotel Rocamador es muy especial. Está en el término de Barcarrota, Badajoz, aunque alejado de cualquier núcleo urbano, y se asienta sobre un antiguo monasterio del siglo XV. Entre sus propietarios se cuenta la familia Bosé.
El monasterio fue restaurado con mucho cuidado y las antiguas celdas de los monjes se convirtieron en habitaciones, así como las cuadras, que fueron construídas aprovechando los lienzos de roca granítica sobre los que se asienta el monasterio. La capilla es ahora el comedor del hotel, que tiene unos cocineros prestigiosísimos. Esa cocina se nutre de una pequeña granja que hay en la propia finca donde está enclavado el hotel. Dicha finca tiene acceso restringido únicamente a los clientes, tienes que tener reserva previa y al llegar tocar al telefonillo que hay en la verja de entrada y dar tu nombre para que te abran.
Aquí van unas fotos del lugar.
El conjunto:
El paisaje del que se difruta en la finca:
Estas fotos son de las habitaciones de las antiguas cuadras. Todas son tipo suite, con un pequeño saloncito y chimenea con troncos, lista para que el cliente la encienda y disfrute de ella.
Los cuartos de baño son de caerse de culo. Las bañeras son pequeñas piscinas y tienen un chorro de ducha, que en algún caso cae desde 4 metros, que son de morirse de gusto. En el suplemento de viajes de El País leí que, según el crítico que fue a puntuar el hotel, seguramente sean las mejores duchas hoteleras de España.
Algún cuarto de baño es como un salón:
En los jardines hay bonitos detalles de alfarería de la zona (Tierra de Barros):
Por último, también hay unos huéspedes que no pagan habitación
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Espero que os haya gustado. El hotel es carito, pero para un finde especial en pareja es la releche.
El monasterio fue restaurado con mucho cuidado y las antiguas celdas de los monjes se convirtieron en habitaciones, así como las cuadras, que fueron construídas aprovechando los lienzos de roca granítica sobre los que se asienta el monasterio. La capilla es ahora el comedor del hotel, que tiene unos cocineros prestigiosísimos. Esa cocina se nutre de una pequeña granja que hay en la propia finca donde está enclavado el hotel. Dicha finca tiene acceso restringido únicamente a los clientes, tienes que tener reserva previa y al llegar tocar al telefonillo que hay en la verja de entrada y dar tu nombre para que te abran.
Aquí van unas fotos del lugar.
El conjunto:
El paisaje del que se difruta en la finca:
Estas fotos son de las habitaciones de las antiguas cuadras. Todas son tipo suite, con un pequeño saloncito y chimenea con troncos, lista para que el cliente la encienda y disfrute de ella.
Los cuartos de baño son de caerse de culo. Las bañeras son pequeñas piscinas y tienen un chorro de ducha, que en algún caso cae desde 4 metros, que son de morirse de gusto. En el suplemento de viajes de El País leí que, según el crítico que fue a puntuar el hotel, seguramente sean las mejores duchas hoteleras de España.
Algún cuarto de baño es como un salón:
En los jardines hay bonitos detalles de alfarería de la zona (Tierra de Barros):
Por último, también hay unos huéspedes que no pagan habitación
Espero que os haya gustado. El hotel es carito, pero para un finde especial en pareja es la releche.