CAMBIO DE SIGLO, 31/8/08
Los merideños no quieren el teleférico
Lic. Giovanni Cegarra
En el año 1.958, tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, algunos interesados (siempre han estado ahí) en hacerle daño al estado Mérida y a todas las obras que había ejecutado el General dictador, decían que la construcción del Sistema Teleférico Mérida Pico Espejo era un elefante blanco e intentaron paralizar las mismas, surgiendo una gran cruzada de las fuerzas vivas lideradas por el entonces gobernador del estado, el rector de la ULA, el arzobispo metropolitano que era Mons. Acacio Chacón Guerra, y quienes apenas comenzaban a formar parte del sector comercial, empresarial e industrial, logrando su objetivo, y es así que el nueve de octubre del 58 el Contraalmirante Wolfang Larrazábal, presidente de la junta de Gobierno, inaugura el sistema, aún no terminado, pues para el año 1.960 es cuando es totalmente concluido.
Qué buenos tiempos aquellos verdad. Hubo un gran consenso, una gran unidad y evitaron los merideños de entonces que las obras del teleférico fueran paralizadas.
Ni comparados con los merideños de hoy día, los del siglo XXI, dormidos en los laureles, apáticos, insensibles, despreocupados, indolentes, ante el cierre del principal atractivo turístico del estado Mérida. Los cimientos de los merideños de la época del antaño han sido sepultados por quienes ahora se rasgan las vestiduras dizque por el rescate de la dignidad y la idiosincrasia del merideño pero, ¿dónde está la unidad y el esfuerzo conjunto para exigir y luchar como lo hicieron los del año 1.958, por la reapertura del Sistema Teleférico Mérida Pico Espejo?
Los merideños no quieren el teleférico. Analicen y juzguen ustedes mismos. Cerraron el sistema, algunas declaraciones, una que otra reunión, vino la Ministro expuso sus nefastos argumentos, uno que otro declara, una que otra reunión y hasta aquí los trajo el río. ¿Dónde está la posición contundente de los empresarios y prestadores de servicios turísticos, de la Cámara de Turismo, del Gobernador, del Alcalde, del Rector de la ULA, de los consejos comunales, del los gremios profesionales, de los artesanos, taxistas, en fin, de todos los merideños, por Dios, si todos se benefician de una u otra forma de este atractivo turístico? La Cámara de Comercio, y lo digo con propiedad, es el único gremio que se le ve interés y preocupación al respecto, pero no quieren seguir su ejemplo.
¡Carajo!, que contundentes eran los del 58, aguerridos como buenos andinos, porque los de ahora, me perdonan, pero nada qué ver. Están pendientes de otras cosas mientras se desbarata la imagen turística del estado, se corre la afluencia turística, se desquebraja nuestra posición como mercado y destino turístico nacional e internacional, a causa de los ya consabidos intereses económicos y turísticos que siempre han hecho daño a Mérida y pareciera que a nadie le importa y por eso digo, los merideños no quieren el teleférico.
Los errores se pagan caro. Bien es cierto que el estado Mérida tiene más recursos naturales turísticos pero, indudablemente, el ícono emblemático universal es el Sistema Teleférico Mérida Pico Espejo y espera por su defensa, por su inmediata reapertura, por la real, precisa, objetiva, revisión técnica, que nos diga en verdad sí su vida útil ha fenecido, que nos convenzan de ello pero con suficientes argumentos, pero ¡carajo!, merideños y no merideños en general, salgan a defender nuestro principal atractivo turístico y háganlo sin intereses políticos de por medio, que buen daño nos sigue haciendo en la mal que bien democracia que vivimos y convivimos.
El Sistema Teleférico Mérida Pico Espejo le ha dado mucho al estado Mérida, a Los Andes Venezolanos, a Venezuela entera y, ahora, le toca a todos revertirle lo que les ha dado.