Historia de la Parroquia de San Pedro
El descubrimiento en 1558, de las minas en la región Tlalpujahuense atrajo multitud de personas que al organizarse y formar rápidamente el poblado necesitaron de un sacerdote que administrara los servicios religiosos. En virtud de la importancia que adquirió el lugar. La Mitra Michoacana estableció la fundación de una parroquia destinando para su administración al clero secular. en 1564, aparece como señor cura don Alfonso Espino,asignado por don Vasco de Quiroga.
La iglesia que se construyó entonces como parroquia era baja y chica, mal distribuida. En 1730, cuando llego el nuevo párroco, don Felipe Neri Valleza, el templo amenazaba ruinas presentaba un aspecto indigno para un lugar como Tlalpujahua que después de un tiempo de pobreza conocía nuevamente la prosperidad minera,colocándose en un primer plano entre los Reales de Minas del país.Se procedió entonces a demoler y en su lugar se construyó una nueva.
En 1765, Valleza describe la nueva parroquia como algo digno de verse y aún de admirarse, por cuanto a que se había levantado cuando ya la producción minera había decaído bastante, sumiendo a la población en “las mayores miserias” sin embargo es de notarse la voluntad del pueblo, misma que canalizó el Sr. Valleza y que en momentos de crisis se acentúa más la religiosidad y así se edificó un templo espléndido como resultado de aquella conjunción “auge-crisis”.
El interior estaba adornado con cinco retablos.La opulencia anterior había dejado su huella en los ornamentos y mobiliario, como vasos de plata para consagrar, de todos tamaños, una custodia dorada, dos lámparas, etc.
Las obras iban avanzando gracias a la ayuda económica de los vecinos y operarios del mineral. Se Cuenta que el vecindario construyó la nueva iglesia en virtud de una competencia con el rico minero don José de la Borda, quien habiendo ofrecido levantar por su cuenta la parroquia, los vecinos lo quisieron obligar a que firmara un documento en donde se comprometiera a realizar el proyecto. Borda, ofendido, se negó a tal exigencia y optó por retirase del mineral, yendo a residir a Taxco, donde levantó la iglesia de Santa Prisca para probar a los tlalpujahuenses que poseía suficientes recursos económicos.
La versión, carece de fundamento documental, pero concuerda en algunos aspectos. De la Borda estuvo, en Tlalpujahua desde 1743 hasta 1749,atraído por el mineral; entre 1744 y 1747 fueron sus mejores años. En Taxco, más tarde, de 1751 a 1758, mandó construir Santa Prisca.
En 1771 murió el padre Valleza, sin ver concluida la parroquia, pero completa en todas sus demás partes y pudo decir entonces con orgullo:“ES UNA PARROQUIA TAN HERMOSA Y CAPAZ, QUE EN COMÚN SENTIR NO LA HAY MEJOR EN LA DISTANCIA QUE HAY DESDE MÉXICO A ESA CIUDAD DE VALLADOLID”.
El siglo XIX deparaba al edificio cambios esenciales. La tarde del 6 de marzo de 1848, la torre principal fue destruída por un rayo y reconstruida poco después. En el interior, los retablos de madera dorados, que con tanto orgullo describiera Valleza, fueron sustituidos en forma paulatina. Trece años bastaron para destruir los magníficos retablos que manifestaban la riqueza, la piedad y la buena fe de los tlalpujahuenses de cien años atrás para substituirlos por caprichos de la moda, sin descartar, la posibilidad del mal estado de conservación de alguno de los retablos.
A mediados del siglo XIX se contaba todavía con un buen número de piezas de plata, esta fueron desapareciendo poco a poco, unas a causa de las guerras civiles de la época y otras debido a que fueron vendidas por los párrocos para sufragar los gastos de reparaciones u obras que exigía el edificio.
Disminuida en gran parte la riqueza de la parroquia y mutilada en sus retablos, cuando la visitó el viajero Don Manuel Rivera Cambas, en 1883, quien comentó algo muy halagador:“todo de cantera ---dice--- hermosa cúpula, alegra sacristía y riquísima decoración interior. Los vasos sagrados, las campanas, el órgano y los paramentos son muy buenos, las torres vistosas”.
En 1893, para evitar problemas estructurales que amenazaban arruinar el edificio, se colocaron unas varillas de hierro y tornillos que sirvieron de tensores, visibles desde el exterior.El 18 de diciembre de 1898 se fundió la segunda campana de la parroquia. Los trabajos estuvieron dirigidos por Joaquín Orta Menchaca, artesano tlalpujahuense que dejaría posteriormente su huella valiosa en la parroquia.
El siglo XX comenzó con un magno proyecto. Se trataba en esta ocasión de renovar por completo la decoración interior. aprovechando que en la década de los ochentas del siglo XIX, las minas de Tlalpujahua comenzaron a ser explotadas de nuevo, generando una nueva era de bonanza. Se planteó la necesidad de renovar el decorado de la iglesia, de tal manera que se reflejara en el templo máximo de la población la riqueza y la prosperidad que reinaba en la región. El iniciador del proyecto y el más entusiasta colaborador fue el Sr. Cura don José María Galván, quien estaba en la parroquia desde el 12 de agosto de 1892. Los trabajos para el nuevo decorado comenzaron el 3 de agosto de 1901, bajo la dirección de don Joaquín Orta Menchaca y continuaron hasta el 2 de mayo de 1905, en que se concluyeron. La decoración del interior de la parroquia se hizo a base de flores y motivos vegetales de cerámica y yeso, moldeados y pintados.
Este tipo de decoración que por su abigarramiento y fuerte colorido produce un efecto de suntuosidad, tuvo gran aceptación, imitándose para el templo de San Francisco de la misma población, el cual estrenó nuevo decorado en 1908. El nuevo estilo rápidamente se exporta hasta la capital del Estado, en donde el mismo Joaquín Orta transforma el interior del Santuario de Guadalupe, en 1915, convirtiéndolo en un vergel de flores de barro, coloreado y dorado. En 1912, la parroquia contaba ya con energía eléctrica. Entre los años 1919 y 1920 se le hicieron varias reparaciones.
El Altar Mayor fue transformado en gran medida en 1937, al colocarse al centro la imagen de la Virgen del Carmen, trasladada desde la capilla eregida en su honor y destruida por la acción de las lamas. La imagen, asombrosamente conservada, se trasladó a la parroquia situándola al centro del Altar Mayor por lo que se retiró a la Guadalupana.
Finalmente, en 1958, se trabajo en las obras del decorado de una parte del Altar Mayor, cerca de la imagen de la Virgen del Carmen. Imagen que año con año para el 16 de julio llegan miles de peregrinos de todas partes de la República a tributarle una ofrenda de agradecimiento. Los mazahuas llegan en peregrinación y se concentran en Tlalpujahua y permanecen unos días presentando a la Virgen su devoción a través de cantos y danzas.
En la década de los 60’s se reconstruyó la torre de la sacristía dirigiendo los trabajos el Arq. Manuel González Galván.
Fuente:
http://www.tlalpujahua.com/santuariodelcarmen.html