7.000 millones de nada...
Ourense tiene pendientes obras por 7.000 millones
Las principales infraestructuras de la provincia comenzaron a tramitarse hace una década y continúan sin concluir o incluso sin iniciar
El 2010 dejó escasos avances en las principales infraestructuras de la provincia, que mantienen un ritmo lento de tramitación y ejecución, lo que deja pendientes obras por casi 7.000 millones de euros en Ourense.
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Obras del AVE en Ourense
Así, las grandes obras previstas en alta velocidad cumplen ya 10 años en trámites (los estudios comenzaron en el 2000) y sólo avanza con celeridad la construcción de la nueva línea de alta velocidad entre Ourense y Santiago, cuya entrada en servicio está prevista para finales del presente ejercicio, prácticamente 12 años después de que se empezase su tramitación.
Mientras, los estudios de la conexión con la Meseta se iniciaron en el año 2001. A lo largo del último año se contrataron las obras en un tramo de 22 kilómetros, entre Porto (Vilar de Barrio) y Taboadela, en donde comenzaron los desmontes del terreno a final de 2010. No obstante, el año pasado no se cumplió, como así se había anunciado, la licitación de obras del resto del trazado, los 62 kilómetros entre Porto y Lubián, que ahora está comprometida para el primer trimestre del año. Tampoco hubo avances en el acceso a la ciudad desde Taboadela (17 kilómetros), cuyo trazado salió a información pública a finales de septiembre de 2008. Más de un año después, Fomento no ha resuelto las alegaciones presentadas al trazado y sigue pendiente de obtener la declaración de impacto ambiental.
Mientras, en lo que respeta a la línea de alta velocidad a Vigo, a mediados de 2010 se aprobó el estudio informativo, después de casi 10 años de tramitación (comenzó a finales del año 2000). Sin embargo, a día de hoy, la fecha de entrada en servicio es una incógnita, aunque Fomento la ha comprometido para 2015. No obstante, en lugar de contratar directamente los proyectos de obra, el ministerio decidió encargar previamente unos proyectos básicos (que aún están sin contratar), con lo que las fechas más realistas de entrada en servicio se retrasan ya a finales de la presente década.
En el caso del AVE a Lugo, Fomento decidía a finales de 2009 modificar el trazado, después de nueve años de trámites (el estudio informativo se remonta también al año 2000). Transcurrido un año desde este cambio, aún no se han presentado los nuevos proyectos.
CARRETERAS
En carreteras, también fueron escasos los avances del 2010, con la única excepción de la puesta en marcha de la conexión entre Verín y Portugal.
Así, el año pasado deja como resultado la paralización de la autovía Ourense-Lugo (A-56), en el único tramo en el que había comenzado la ejecución, entre San Martiño (Ourense) y A Barrela (Lugo). De hecho, estas obras se habían contratado en 2008, pero no comenzó hasta la primavera de 2010 y ya se paralizaron en verano. En el resto del trazado se fueron tramitando los proyectos de obra con notable retraso (deberían estar terminados diciembre de 2007). De este modo, será imposible cumplir el plazo de entrada en servicio anunciado para la autovía (2012), cuya tramitación se inició también a principios de la década (en 2001). No obstante, la paralización de las obras fue recibida con gran pasividad por la sociedad ourensana, que prácticamente no se pronunció al respecto.
Por su parte, la autovía A-76 entre Ourense y Ponferrada, estuvo bloqueada a lo largo del último año, debido al impacto que ocasiona a su paso por la Serra da Lastra. El proyecto entra así en su sexto año de tramitación, ya que el estudio informativo se contrató en 2005.
Mientras, en el caso de la circunvalación norte (la infraestructura ourensana más retrasada, ya que su estudio comenzó en 1994), el pasado noviembre comenzó la tramitación del proceso expropiatorio de las fincas afectadas. No obstante, no existe confirmación oficial de la fecha de inicio de obras ni de su entrada en servicio. A ello se une su elevado presupuesto (el tramo, de cinco kilómetros, cuesta 160 millones de euros), en un momento de crisis económica como el actual, que probablemente incrementará la demora que acumula la obra.