El precio único al libro acabará con monopolios: libreros
La libre competencia entre las librerías se mantendrá con la fijación de un precio único, aunque no será en los costos sino en la prestación de servicios donde se podrá apreciar de manera más efectiva.
Luego de la aprobación de los senadores de la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro, todo parecía indicar que ya nada se interpondría en su ratificación en la Cámara de Diputados, mas el rechazo de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco) al establecimiento de un precio único al libro, despertó a sus opositores.
De acuerdo con la Cofeco, ese esquema incrementaría los precios de los libros, reduciría opciones a los consumidores y, en especial, más que impulsar la competencia en el sector, se convertiría en un retroceso para el mercado del libro.
Héctor Pons, director de mercadotecnia de la cadena de librerías El Sótano, está convencido de que la estrategia hará más caro al libro, porque en términos de competencia cada librería cuenta con sus clientes y no producirá más problemas.
“Estamos a favor de que haya un mercado más amplio, pero no se ha puesto atención en que será una iguala de precios hacia arriba. Sabemos que en España y Francia hay ley del precio fijo y aun así hay grandes cadenas, conviven las pequeñas con las grandes: las grandes ofrecen un tipo de servicio y un catálogo para ciertos clientes, y las pequeñas van hacia otro mercado.”
Sin embargo, para Henoc de Santiago, presidente de la Asociación Mexicana de Librerías, ese tipo de opiniones se deben a falta de información, partiendo de que no se trata de un precio fijo, sino único, porque cada editor será el encargado de señalar el costo de cada una de sus obras, como sucede hasta ahora.
“Ahora hay una actividad monopólica y los libros se concentran en unas cuantas cadenas de librerías, hasta se puede decir que en una parte de la Ciudad de México, en el sur, en Miguel Ángel de Quevedo. El precio único al libro permite que la gente compre en la librería que mejor servicio le dé o que más cerca le quede y no como sucede ahora: si se vive en provincia, los libros se encargan a quienes vienen a la Ciudad de México.”
Como respuesta a la Cofeco, Henoc de Santiago llama a no reflexionar en torno al libro como si fuera una mercancía como cualquier otra, sino a verlo como un factor de educación y de desarrollo, que requiere de un tratamiento especial.
“Por eso no se maneja con los criterios de la Comisión Federal de Competencia, de ahí la necesidad de una ley que regule su comercio y que permita su acceso a toda la población. En la Cofeco nos dijeron: ‘no vamos a impedir que sigan con su trabajo. Si los legisladores consideran que es una medida positiva para el desarrollo del país, lo van a aprobar. Nosotros únicamente emitimos una opinión y por principio, no podemos avalar esa medida.’ Más explícitos no pudieron ser.”
Se argumenta que el establecimiento del precio único al libro inhibiría la competencia; Henoc de Santiago se muestra en desacuerdo: “hay quien dice que libre competencia es la posibilidad de que alguien dé a el mejor precio; nosotros decimos que es cuando no compiten algunos monopolios para fijar los precios más bajos, sino que se hace con servicios, surtido, fondo editorial o instalaciones.”
A decir de José Antonio Cabello, integrante de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados, el precio único al libro constituye un mecanismo que evitará la competencia desleal o desproporcionada entre algunos actores en el mercado del libro, no sólo entre libreros.
“El precio podríamos asumirlo en México como un esquema que fomente la competencia, pero no centrado en el precio, sino en la variedad de títulos, el servicio o el ambiente, porque si lo ponemos sólo en el precio, lo único que hacemos es cerrar librerías."
Para el dirigente de los editores, la competencia por precio genera una canibalización del mercado y el que tiene más poder es siempre el más grande.
Un comparativo de la situación que viven hoy los libros y los escenarios que abre la nueva ley
En la actualidad
Un editor le puede poner un precio de 150 pesos a un libro, pero en ciertas cadenas libreras se encuentra el mismo título hasta en 120 pesos debido a los descuentos que obtienen los libreros con más peso.
Si se sale a cualquier población cercana a la Ciudad de México, ya el precio puede estar arriba de los 150, pero en poblaciones más lejanas el libro puede llegar a los 300 pesos.
En Gran Bretaña, que abandonó la política del precuio único en 1995, la inflación general en la última década fue del 19 por ciento, en tanto que los libros incrementaron su costo en alrededor de 29 por ciento.
En México hay menos de 400 librerías. Sólo hay en el 6 % de los municipios, y 16 entidades federativas cuentan con 3 o menos puntos de venta de este tipo.
Los objetivos para el futuro
La intención del precio único al libro es que el costo de los libros sea el mismo tanto en las librerías grandes como en las pequeñas, en la Ciudad de México o en Tijuana.
A decir del presidente de la Caniem, el envío de un libro a ciudades como Mérida sólo representa el cinco por ciento de su costo, por lo que no se justifican incrementos de 100 por ciento.
En Francia, donde desde 1981 se cuenta con una ley similar –conocida como Ley Lang-, la inflación acumulada durante la última década fue de un 11 por ciento, mientras el libro subió sólo un 6 por ciento.
En México hay una librería por cada 250 mil habitantes, cuando en otros países hay una por cada 10 ó 15 mil habitantes. El objetivo de la Ley es incrementar este número.
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