El puerto de Barcelona y la Zona de Actividades Logísticas (ZAL) vinculada a los muelles ya tiene lo único que le faltaba para seguir creciendo: espacio. Si la meteorología adversa no lo impide (o lo inaugura por su cuenta) hoy está previsto que se estrene por todo lo alto el desvío del río Llobregat, la obra hidráulica más importante ejecutada nunca en Catalunya. El desplazamiento de la desembocadura permitirá ganar dos kilómetros más de costa para las actividades portuarias.
Las obras del nuevo cauce del Llobregat ya están acabadas y esperando a que el president de la Generalitat, Pasqual Maragall, las inaugure hoy. El proyecto fue aprobado en 1994 y atrás quedan más de dos años de trabajos para construir un ramal fluvial de 3,5 kilómetros de longitud que comienza junto al puente de Mercabarna y desemboca en paralelo a la macrodepuradora del Baix Llobregat. Las obras de construcción --ejecutadas por las empresas FCC Construcción SA, Copisa y Comada SA-- han costado unos 53,88 millones de euros (casi 9.000 millones de pesetas).
PROTECCIÓN MEDIOAMBIENTAL
Pero la importancia del desvío del Llobregat no sólo radica en que permitirá crecer al puerto barcelonés y que el área metropolitana de un paso de gigante en su afán por convertirse en la principal plataforma logística de distribución del sur de Europa. El proyecto del nuevo cauce ha sido extremadamente complejo porque afecta a un espacio natural muy castigado por las infraestructuras y el hormigón, pero con un elevado valor ecológico y una importancia ambiental estratégica.
Los trabajos de construcción del lecho fluvial han ido acompañados de la aplicación de fuertes medidas medioambientales que, según explicó ayer Guillem Peñuelas, director del área técnica de la Agència Catalana de l'Aigua y responsable de las obras del desvío del Llobregat, serán "un referente europeo en el control ambiental". La obra también contribuirá a prevenir las riadas, aunque por definición el delta es una zona inundable.
NUEVA LAGUNA
Una de las operaciones correctoras ejecutadas para minimizar los daños al ecosistema del delta es la creación de la laguna de Cal Tet, una zona húmeda de 10 hectáreas paralela al margen derecho del desvío y que se nutrirá de agua procedente de la contigua depuradora del Baix Llobregat.
Entre el complejo de tratamiento de aguas residuales, el río y el lago se han plantado cañizares que también tendrán un efecto depurador. La operación permitirá que el lago y su entorno se conviertan en una zona de nidificación de aves acuáticas. "Estamos muy satisfechos de la intervención medioambiental", destacó Peñuelas
Además de Maragall, en la inauguración prevista para hoy estarán presentes el conseller de Política Territorial i Obres Públiques, Joaquim Nadal; el conseller de Medi Ambient, Salvador Milà; el secretario general de Territorio y Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente, Antonio Serrano; el director de la ACA, Jaume Solà, y los alcaldes de Barcelona y El Prat, Joan Clos (PSC) y Lluís Tejedor (ICV-EUiA), respectivamente.
Será, sobre todo, una inauguración simbólica. Mediática. Una excavadora retirará parte del montículo de tierras de contención de delimita el cauce viejo y el cauce nuevo para que el agua del Llobregat tome posesión de su nuevo trazado.
AGUAS FREÁTICAS
En principio, las máquinas sólo desmontarán parcialmente el muro para que el lecho nuevo --que ya tiene agua dulce que se ha filtrado desde el acuífero superficial-- se vaya llenando de forma escalonada. La tierra que retiren las palas se colocará sobre el cauce viejo, hasta formar un nuevo talud o pared que cierre el paso del agua al viejo curso del río.
Dentro de unos días, cuando la presión que ejerza el agua dulce del nuevo cauce sea lo suficientemente fuerte, las excavadoras retirarán también el dique que cierra la desembocadura en el mar. La operación ha sido concienzudamente calculada para que en ningún momento se cuele agua de mar dentro del río, un efecto denominado intrusión salina y que tendría consecuencias fatales para el río.
SUSPENSIÓN ESTÉTICA
Sólo una fuerte lluvia podría impedir que hoy se estrenara la vital infraestructura hidráulica. Pero una hipotética suspensión de la cita respondería sólo a motivos estéticos, ya que el lugar elegido para los actos protocolarios sería un enorme barrizal que desluciría la ceremonia.
Curiosamente, también podría darse el caso contrario. Es posible (aunque muy improbable) que lloviera tanto que se produjera una fuerte crecida del Llobregat y un posterior desbordamiento de las aguas. Este fenómeno no sería perjudicial para la obra, sino al revés. La riada inauguraría de forma natural el desvío, porque arrastraría a su paso los dos diques, evitando completamente la intrusión salina.
Con inauguración oficial o sin ella, los trabajos del desvío no concluirán totalmente hasta finales del 2005, cuando se haya sellado completamente el cauce viejo. Además, durante los dos años siguientes los técnicos medioambientales harán un exhaustivo seguimiento del nuevo Llobregat para analizar si evoluciona bien. Durante ese tiempo, se restringirán las visitas a la zona.