A mi me gusta contemplarla por fuera, su figura impone. Es grandísima y a pesar que representa una institución religiosa, me agrada el edificio. Es imposible no verla al entrar al zócalo, y me gusta escuchar las campanadas de las 12:00 los sábados, se escucha sendo estruendo de golpes que se siente como el cuerpo tiembla por las ondas sonoras.
Por dentro es oscura y eso le da un toque místico, de respeto. Los pasillos son altísimos como diciendo: "hombre, no se te olvide que no eres nada" ese gris de toda su estructura como que la hace sobria y monótona pero no me la imagino de otro color.
Aún puedes subir al campanario, hay una especie de visitas guiadas y cobran 12 pesos. Los escalones son en forma de caracol y cuando subes, y subes y subes parece que no terminan, al acabar las escaleras de caracol hay como una estancia amplia y vacía, después hay unas escaleritas más estrechas y llegas al campanario que es enorme, después están los techos de las cúpulas y es impresionante el pensar cómo hicieron semejante cosa. La vista es espectacular, hacia la torre latinoamericana se ve un pequeño skyline y por todo el horizonte se ven pequeñas cúpulas por doquier levantándose sobre los edificios, es increíble.
Vista desde Venustiano Carranza también es impresionante, y como fondo lo es aún más. Me viene el recuerdo del concierto de Café Tacvba con el escenario de frente y la catedral de fondo iluminada, es espectacular.
Aquí una imagen de los días cuando quitaban el museo ese.
