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Hallan por teledetección restos que parecen corresponder al santuario del Templo de Melkart / Hércules Gaditano, considerado de los más importantes del mundo mediterráneo antiguo.





La zona actualmente:


Las investigaciones llevan un tiempo apuntando a la situación de este santuario en las inmediaciones de los terrenos militares de Camposoto, al sur de San Fernando.

Interesante estudio que propone una ubicación alternativa más favorable para el templo de Melkart/Hércules Gaditano que la tradicionalmente designada en el islote de Sancti Petri. Plantea que realmente se encontrase en el Cerro de los Mártires (el nombre a nivel toponímico no parece baladí), en los actuales terrenos de la base militar de Camposoto. Esta destacada elevación en el interior de la Bahía de Cadiz, que actualmente conforma parte de la Isla de León (San Fernando) sería un emplazamiento que si permitiría acoger una santuario del orden que históricamente se le asigna y describe, frente al pequeño islote de Sancti Petri donde no se han encontrado estructuras concluyentes.

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Figura 6. Bahía de Cádiz. Modelo Digital del Terreno. Obra derivada de LiDAR-PNOA 2016 CC-BY 4.0 cortesía de © Instituto Geográfico Nacional generada por el autor mediante software Globalmapper 19. Altitud: 45 m, Azimut: 180º.





 
Pongo esto en el sitio correcto:


La UCA apuesta porque es un artifact por el mal funcionamiento del Lidar bajo el agua. Estoy de acuerdo en plantear dudas, hasta que eso no se excave no se sabrá si hay algo ahí o no. Ya sugerir que es el templo de Hércules-Melkart es un exceso publicitario en toda regla.
 
La verdad es que la noticia lo había interpretado como estructuras asociadas al santuario, pero no como el templo en sí, que dudosamente estaría en un emplazamiento tan expuesto al mar como los que muestran el LiDAR.

Hay que considerar que este santuario constituía todo un territorio consagrado, que presumiblemente abarcaría la isla entera, donde además del templo había un núcleo urbano, otras instalaciones o recintos y terrenos propios.

Extraigo este fragmento donde se describe bien el concepto de fanum, que lo definía en época romana:

[...]
Dentro de esas fuentes hay textos como el de Filóstrato (ss.II-III d. C) que parecen poner muy claras las cosas, en su tiempo: «Ahora la isla en la que está el templo es exactamente del tamaño de este» ( Phil. 5.4). La frase, extractada así, es poco menos que una sentencia. Sin embargo, ello no quiere decir que esa isla sea Sancti Petri, ni que todo ese espacio sea un todo construido: puede decir también que toda la isla en la que estaba Melqart era un ámbito consagrado él. Si se sigue el texto, en contra de lo habitual, resulta complicado imaginar que, en Sancti Petri, en el tiempo de Filóstrato «no hay una piedra áspera que se pueda encontrar en ella, ya que se le ha dado la forma de una plataforma pulida». Más cuesta imaginar los altares de Hércules y el resto de riquezas y dependencias del templo (García y Bellido, 1968, pp. 100 y ss.), que necesitan cierta amplitud, algo que no permite un emplazamiento como este.

Los términos utilizados por los antiguos para designar un lugar sacro tienen consecuencias topográficas y por ello resulta interesante examinarlos con atención.

Los que hoy llamamos “templo” o “santuario” de Hércules es propiamente un fanum para los clásicos romanos que lo citan: un término añejo reservado con asiduidad, no exclusivamente, para esas divinidades orientales menos sujetas a norma romana (Castagnoli, 1984, p. 4). Así lo cita una obra tardorrepublicana, como es el Bellum Civile (Caes. Civ. 2.18). Así lo recuerda igualmente la Púnica de Silio Italico, casi un siglo más tarde (Sil. 3.21). Fanum designa los loca sacra de mayor amplitud. Se trata de áreas abiertas conectadas con el edificio templar, que son polifuncionales y que definen un amplio entorno sagrado que comprende todo el ámbito del sacro: recinto, edificios, dependencias, actividades, bosques, fuentes, fiestas, procesiones (Castillo-Pascual, 2000, p. 92). A veces, incluso, pueden generar una eventual aglomeración urbana. Un buen ejemplo ilustrativo para nuestro caso es aquel Fanum Fortunae, que generó después la Colonia Iulia Fanestris, actual Fano (Marcas-Italia), ciudad donde Vitrubio decía haber construido su basílica (Vitr. 5.1.6).

Plinio (Plin. Nat. 3.119-120), ya en otro contexto y en un tiempo más avanzado (segunda mitad del s. I. d. C), lo define con un término tan poco frecuente como evocativo en su época: delubrum. Aunque se refiere a la morada propia del dios, delubrum designa todo el conjunto en el que particularmente se encuentra. Y, a veces, suele singularizarse con aquellos amplios ámbitos, como el de Hércules, que tienen relación con las aguas sagradas (Castillo-Pascual, 2000, pp: 90-91).

Mela (3.6.46), igualmente en el s. I. d. C. lo designa finalmente del modo más impreciso posible, como templum, al igual que Avieno (OM 317-319), ya en el s. IV. d. C, aunque en este último caso la palabra ya había mutado su valor imbuyendo en él la misma construcción templar. Templum, para los romanos, significa simplemente entorno cardinalmente augurado, con o sin edificio, que representa una proyección de la bóveda celeste (Castagnoli, 1984, pp. 4-10, Castillo-Pascual, 2000, p. 84).

Los griegos como Estrabón (s. I. a.C-s. I. d.C) resumen ámbito sacro, construcción y culto en un todo con la forma Herakleion.

Por último, cabe reseñar que ninguna fuente romana lo define únicamente como aedes. Aedes, que evoca el edificio templar en sí, habría sido la única forma válida para que tuviera coherencia la ajustada definición de Filóstrato. O para quienes identifican Sancti Petri exclusivamente con el “templo”, es decir, el “edificio” destinado a Melqart-Hércules.

Fanum, templum, delubrum, los tres, requieren siempre de un pequeño paisaje sacro. Necesitan un área amplia, polifacética y diversificada para que los romanos puedan citarla, sobre todo, como fanum. Resulta difícil que un “corral rocoso”, pueda albergar árboles, fuentes, el delubro mismo, hospedaje, dependencias y, sobre todo, el fano de esparcimiento de un dios mayor.

Finalmente, cabe repasar las citas más complejas que son las de Estrabón.

En primer lugar, está su cita a Posidonio (Str. Geogr. 3.5.6). Escribe Estrabón que Posidonio decía haber medido directamente el nivel del agua de las mareas en el basamento o dique del Herakleion. De esa cita no se puede interpretar la arquitectura ni posición del templo. No demuestra que Posidonio midiese el agua “a filo” con la pared perimetral de un templo. Pudo acaecer en cualquier lugar perimetral del fanum, esto es, del recinto, que constase de basamento y estuviera en contacto con las mareas. En nuestra opinión, esta cita no puede ser argumento válido para enclavar el “templo” mismo en Sancti Petri, al azote del agua.

En segundo lugar, la cita relativa a que los tirios «levantaron la ciudad al oeste y el templo al este de la isla» (Str. Geogr. 3.5.5.), junto con que esta isla era la llamada Cotinusa, entre otros nombres («Timeo afirma que la isla es llamada por estos últimos (los nativos) Cotinusa, pero nosotros la llamamos Tarteso y los cartagineses Gadir», Plin. Nat. 3.119-120), ha dado pie, en su imagen topográfica actual, a pensar que ese extremo oriental es la actual punta del Boquerón y Sancti Petri (Niveau de Villedary, 2019, p. 8). Efectivamente, el mismo Estrabón dice en otro paso que «la ciudad está emplazada en la zona oeste de la isla, y muy próximo a ella, en el extremo, está el santuario de Crono, junto a la islita; el Herakleion se encuentra al otro lado, al Este, por donde la isla se aproxima más al continente, estando separada de este por un estrecho de alrededor de un estadio» (Str. Geogr. 3.5.5.). Sin embargo, el geógrafo de Amasia dijo, solo unas líneas atrás, que la tal Cotinusa no resolvía los problemas de espacio de Cádiz y que seguía siendo pequeña: «Al principio habitaban una ciudad muy pequeña; pero Balbo Gaditano, el que logro el triunfo, les construyo otra que llaman Nueva, y a la ciudad constituida por ambas, Gemela, que a pesar de no tener más de veinte estadios de perímetro no padece estrechez. Porque son pocos los que residen en ella, debido a que todos pasan la mayor parte del tiempo en el mar» (Str. Geogr. 3. 5. 3).

La contradicción y la falta de fiabilidad de estos textos estriba en que, si Cotinusa llegaba hasta el castillo de Sancti Petri, ni puede ser pequeña para Balbo ni puede tener solo veinte estadios. Y si era tan pequeña como dice Estrabón, entonces el templo de Melqart no tiene más remedio que estar cerca de las Puertas de Tierra en Cádiz.

Una vez más unas fuentes entran en contradicción unas con otras e, incluso, dentro de un mismo autor entre sí. No garantizan ni son argumento de validación de ninguna hipótesis de situación del templo, cualquiera que esta sea.
[...]
El templo como tal, entendiéndose como Sanctasanctórum o recinto más sagrado, presumiblemente estará en el promontorio del Cerro de Los Mártires, en la misma zona militar de Camposoto, principal elevación de todo el archipiélago gaditano. Esta posición, en cimas de cerros con orientación este, concuerda con la que presentan otros santuarios púnicos conocidos en Andalucía (Carambolo, Munigua...). También encaja la situación de Camposoto con los itinerarios romanos escritos:

A propósito de Melqart-Hércules y la viabilidad existen algunos datos filológicos y arqueológicos que, en nuestra opinión, refuerzan su situación en el cerro de los Mártires o zona suroeste de San Fernando. La viabilidad en este entorno es un tema ampliamente tratado con opiniones no siempre concordantes (Sáez-Romero et al., 2004, pp. 105-119) Exponemos a continuación una relectura que se considera pertinente respecto de la situación aquí propuesta para el santuario y que se entiende como complementaria.

En relación con la Via Augusta y la Via Heraclea existen, o se conocen literariamente con el tiempo, dos denominaciones correspondientes a dos mansiones o núcleos poblacionales menores. Una se llama ad Pontem, en pleno recorrido de la Via Augusta. La otra es ad Herculem y la cita el Itinerario Antonino en el curso de la Via Heraclea.

El Itinerario Antonino cita en el Item a Gadis Corduba, la ruta 7, que la primera estación a 12 m.p. de Gades es ad Pontem. El mismo Itinerario, en la ruta 6 o Item a Malaca Gadis, la conocida como Heraclea, cita que Ad Herculem es la última mansio, de nuevo a 12 m.p. de Gades.

Se han propuesto a propósito de ello dos datos interesantes de carácter arqueológico. El primero es que la bifurcación de itinerarios viniendo desde Cádiz sucedería en el entorno del rio Arillo. El segundo, que ad Pontem puede identificarse con el entorno del castillo de San Romualdo, en dirección puente Zuazo, en el mismo San Fernando (Sáez-Romero et al., 2004, pp. 105-119). Para Ad Herculem, la tónica normal es situarlo en el entorno de la Punta del Boquerón mirando al hipotético lugar de Melqart en el islote de Sancti Petri. Así se ha imaginado tradicionalmente que la vía Heraclea iba por la misma flecha arenosa de Torregorda, en plena playa, en dirección al castillo de Sancti Petri, imaginando sucesivos puentes, o embarcaciones, que son necesarios para salvar la influencia del mar o la del caño de Santi Petri, en una solución poco menos que inconcebible para el tráfico desde su bifurcación de la vía Augusta en el mismo río Arillo, que también debía salvarse con barcas o puentes (García y Bellido, 1968, pp. 77-80).

Más allá de un discurso estructuralmente difícil de concebir, ocurre sin embargo que la punta del Boquerón está casi cinco kilómetros más lejos de Cádiz que la zona del castillo de San Romualdo llegando hasta la bifurcación del Río Arillo, lo que haría que no se cumpliese la distancia equidistante de 12 millas de ambas aglomeraciones, se mida la milla como se mida. Si se entiende, como se ha hecho tradicionalmente, que Ad Herculem es la punta del Boquerón, no habría equivalencia métrica para ad Pontem, que está en otra vía distinta, pero a la misma distancia de Gades.

Lo consecuente por tanto es que, si ad Pontem es la zona propuesta como parece lo lógico, ad Herculem esté, o marque un entorno equivalente, desde la bifurcación en el río Arillo hasta la entrada del actual San Fernando. Solo de este modo ad Pontem y ad Herculem pueden estar a 12 m.p. de Gades partiendo de un tronco vial común, separarse antes del actual núcleo de San Fernando y divergir hacia dos aglomeraciones anteriores a la consolidación de su recorrido, como son ad Pontem y ad Herculem, desde las cuales proseguirían hacia la Andalucía central y la Andalucía atlántica respectivamente.

[...]

Dos aglomeraciones en el entorno de San Fernando (fig. 14) deben corresponder, lógicamente con los dos barrios que, desde el final de la prehistoria, ocupaban las dos islas en las que antaño se organizaba San Fernando; islas que, paulatinamente, acabarían unidas por una lengua de tierra cada vez menos inundable conforme discurría el curso de primer milenio a.C.

Así, con ad Herculem nos encontramos con la aglomeración poblacional en sí consecuente al desarrollo económico progresivo que había generado el santuario: una población generada por su actividad y de ahí el nombre. Fanum Herculis y ad Herculem sitúan por tanto lo mismo y son lo mismo.

Resulta además que en San Fernando se concentra el complejo alfarero y comercial más destacado de todo el entorno de Gadeira entre el siglo I y II d. C. Con esa actividad se ha relacionado ad Pontem (Bernal, 2008, p. 273, fig. 2; Sáez-Romero, 2009, p. 118). Y con la protección de tal actividad, y como continuación de la misma, debe entenderse el otro cabezo o isla de San Fernando, es decir, Ad Herculem.

Como comparación y comprensión final de la situación basta observar el potencial sacro, constructivo, festivo, comercial y logístico de un santuario coetáneo a estos momentos de expansión tardorrepublicana, como es el caso del santuario de Hércules en Tibur: un verdadero emporio comercial que acabó englobando el mismo paso de la vía Tiburtina (Giuliani, 2009)

Esta situación alta del Fanum Herculis en Camposoto, en norma, parece más en consonancia con los santuarios fenicios del Tarteso marítimo que están siempre en zonas elevadas (Escacena, 2018, pp. 137-179; Arruda y Celestino, 2009, pp. 29-78; Arruda et al., 2017, pp. 443-466). Quizás, solo así sirven convenientemente de faro de referencia topográfica y marítima para la navegación. Lo normal es que el precedente de todos ellos, el más famoso y venerado santuario de Occidente, el gadirita, fuera el que dinamizase esta situación.


El cerro visto desde el Caño de Sancti Petri:
 

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Un acto vandálico ha destrozado unas pinturas rupestres de 6.000 años de antigüedad. Ha ocurrido en Solana del Pino, Ciudad Real, y lo ha denunciado este jueves la alcaldesa del municipio, Josefa Poyatos. Se trata de un conjunto de pinturas rupestres que en el pasado ya habían sido vandalizado y que se sitúan en el Peñón del Muerto, en la carretera que va de Solana del Pino hacia Andújar, en plena Sierra Madrona.

No es la primera vez que el Peñón del Muerto es escenario de actos vandálicos, ya que hace aproximadamente quince años algunas de las pinturas rupestres que allí se localizaban fueron arrancadas con algún tipo de maquinaria y se las llevaron.

Ahora, el resto de pinturas que aún quedaban, tras aquél acto vandálico, han sido tapadas con un dibujo de la bandera de España. Para poder hacerlo, según la alcaldesa, han tenido que ir al menos dos personas que se sujetaran una a la otra o llevar algún tipo de escalera.
 
Así era León hace 2.000 años
Ángel Morillo, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, reconstruye en tres dimensiones el campamento donde se asentó la Legión VII Gémina en el 74 d. C. y que fue el origen de la ciudad







Ángel Morillo, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

Fuente El Pais

 
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